La sociedad y la necrofilia venezolana
Durante todo el día de hoy se ha estado realizando en la funeraria “Nolavivenir” el velorio del señor José Contreras, comerciante del Barrio Cabor en Garin, que fuera asesinado hace dos noches, al resistirse a ser despojado de un teléfono celular y medio kilo de mortadela. Familiares y amigos cercanos al difunto, aseguraron que este evento está transcurriendo con absoluta normalidad y que el mismo no sería utilizado como campaña electoral.
“¿Campaña? ¡Claro que no! Eso sería enfermizo, por el amor de Dios” comentó Natalia Contreras, esposa de la víctima, al ser consultada sobre el tema. “No sé qué clase de persona utilizaría la muerte de alguien para sacarle algún tipo de provecho político. Sí, mi José había sido elegido para ser presidente de la Sociedad de Fomento y murió antes de asumir el cargo, pero bueno, ya está, ¿no? Eso no significa que yo voy a usar su imagen para convertirme yo en la presidenta ni para tratar de ganarme favores en el barrio ¡Qué falta de respeto!” afirmó Natalia, mientras agradecía a sus vecinos por darle su apoyo en ese momento tan delicado.
Tururu Valente, ejecutivo asociado de Pacu Press, al enterarse que en la funeraria estarían sirviendo sándwichitos y coca, quiso conocer entre los vecinos y amigos del difunto señor Contreras si alguno utilizaría la muerte del mismo para tratar de ganar favores políticos. “Por Dios, pibe, ¿cómo se te ocurre? José nunca lo hubiera permitido, él era una persona decente. ¡Que Dios lo tenga en su gloria!” afirmó Víctor Hernández, vecino del finado. “Este, como puedes ver, es un velorio normal: gente llorando, gente en silencio recordando al muerto, caras largas, por allá algunos contando chistes —bien bajito, eso sí— y la cocina llena de dobles de miga y muertos de hambre llenándose de mate cosido, café y sánduches. ¿De dónde mierda sacas que alguien va a querer proyectarse políticamente usando la memoria de un muerto? ¡Francamente!” afirmó el señor Hernández, mientras le daba un manotazo al pasante que intentaba sacarle un cigarro sin que lo vieran.